Cada Navidad leo El Camello Cojito. Lo he ido leyendo de niña y de adulta. Ahora, se lo leo a mi hija. Como tengo la edición original y es mi libro favorito de Gloria Fuertes, este año será el último que lea este, al que ya le toca un relevo.
Se trata de la edición original de 1978, aunque los poemas son de 1971 según la cubierta. A mí me lo debieron de regalar en 1979 o incluso en el mismo 1978, tras recomendarlo mi seño de Infantil. Loren todavía se acuerda de mí en el barrio. «¡Tú eres Arancha, la que aprendió a leer sola!» Loren, sé que no usas blogs y no puedes leer esto, pero el próximo día que te vea te lo voy a llevar para ver si también te acuerdas
El camello cojito es un auto sacramental. Así lo subtitula la propia Glora: «Auto de los Reyes Magos». Una historia para ser leída en Navidad, para ser pensada en Navidad, desafiando la ortodoxia y la tradición boba desde la propia identidad cristiana.
«Y a las tantas ya del alba
_ya cantaban pajarillos_
los tres reyes se quedaron
boquiabiertos e indecisos
oyendo hablar como a un Hombre
a un Niño recién nacido.
No quiero oro ni incienso,
ni esos tesoros tan fríos.
Quiero al camello, le quiero
¡Le quiero! Repitió el Niño».
(Atención a las mayúsculas)
Al auto del camello cojito le sigue una colección de poemas navideños y villancicos. Algunos emparentados con la lírica popular. Otros puramente gloriosos, como el Villancico de la Jirafa:
«Pura y larga jirafa delgaducha.
Rabo de nada y manchas de limpieza.
Y a ese Niño que bulle sin ropaje
con tu piel tú quisieras hacer traje,
porque sabes qué vale dicho Niño.
Crecerá más que tú,
muy alto subirá sin hacer lucha,
tú lo sabes, jirafa delgaducha,
y por eso le miras con cariño».
El ilustrador más asociado a Gloria Fuertes es Ulises Wensel. El camello cojito está ilustrado por Julio Álvarez. Álvarez ilustró también Don Pato y Don Pito y El Hada Acaramelada, los tres títulos de los 70. También era poeta.
Hijo, no te duermas […]
No cierres los ojos
que te está mirando
un pastor sin madre
que vino descalzo
a ofrecerte un un cuenco
cuenco de sus manos
lleno de azulinas
de las de tus campos.
¡Hijo, no te duermas,
que te están rezando!
«¿Dónde vas con tu amor, Niño del Alba?
Voy a salvar a todos los que no me aman.
¿Dónde vas, carpintero, tan de mañana?
Yo me marcho a la guerra para pararla.»
que nació en la portería.
San José tiene taller
y es la portera María.
Dice que pecado es
perseguir y encarcelar
y que pecado no es
en el sermón bostezar»
Era 1971. Conviene recordar la fecha para ser conscientes de la cantidad de cosas que cuentan estos villancicos. No son los únicos poemas de Gloria Fuertes donde se manifiesta una fe profundísima. A prueba de bombas, de dictaduras y de inquisidores. Casi 40 años después me sigue emocionando hasta el punto de no poder leerlos de tirón.
La última edición del libro completo es de 1990. Después, la editorial Escuela Española se extinguió. Bruño sigue publicando el auto, en una edición exenta. No sé si el olvido progresivo que ha sufrido El camello cojito, y más aún los poemas que le acompañan, se debe a una cuestión de derechos. La cuestión es que hemos recuperado casi toda la obra de Gloria, incluidas las Tres Reinas Magas… pero no este libro.
Hay otros, casi todos en Mujer de Verso en Pecho. Son poemas muy al hilo del tiempo en que fueron escritos, pura Teología de la Liberación. Creo que no reivindicar esa voz tan profundamente espiritual, tan inocente y tan férreamente política a la vez, es un tremendo error. Mientras tanto, pongo a vuestra disposición la edición digital que vamos a hacer para no cargarnos el original.